sábado, 9 de julio de 2011

Día 6 - Parte de él

Sábado por la noche, domingo de madrugada, y escribo, después de varios días sin noticias de mi persona, he vuelto, he vuelto de ese mundo que gira en torno a tus lunares para poder decir lo que a veces llega a mi garganta y se desordena entre besos.

Ayer de madrugada me di cuenta de muchas cosas, de camino a casa en un taxi, silencio, nuestro último beso, el último "te quiero", más silencio, y me doy cuenta de que ya te estoy echando de menos, que necesito pasar la noche contigo, que necesito tu piel mientras duermo y sueño, despierto, contigo a mi lado, y no puedo, duele, pero te escribo un mensaje, breve, demasiado breve, e intento expresar todo lo que me ronda por dentro, pero no me sale, o sí, pero se queda corto, pues... ¿Para qué quiero molestarme en escribir? Si yo lo que quiero es tenerte frente a mí, abrazarte y sentir tu cuerpo entre mis brazos, cerrar los ojos y poder oler el cuello de tu camisa, buscar tus labios y que estos me reciban, entreabiertos, dulces y cálidos, comos siempre; yo lo que quería era cogerte de la mano, huir a una habitación, juntos, una cama con sábanas de motivos naúticos, un beso tras otro, un sueño, una caricia, un mañana, "Buenos días, princesa"

Hoy vuelvo a dormir sola, tan sólo acompañada de recuerdos y esperanzas, sobre todo de esperanzas; pues tenemos por delante tiempo, días y noches; y sé que llegará un día en el que cerraré los ojos arropada por tus brazos, soñaré que duermo contigo, y despertaré y estarás ahí.

Te quiero cielo, Duende, cariño, Pablo, amor. Te quiero.

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